sábado, 20 de agosto de 2011

LA QUEJA, UN MAL HÁBITO


	La queja es un mal hábito al que muchos de nuestros pacientes se han acostumbrado. El paciente espera que con la queja el problema se resuelva, pero ¿como va a solucionarse algo con tan solo esperar? quedándote inmóvil y llenando tu vida de quejas lo único que consigues es anclarte en la frustración, el descontento, el resentimiento y la resignación. Lo que obtiene el quejoso es una vida de insatisfacción permanente y negatividad; se introduce así en una espiral  sin salida donde “me siento mal y me quejo; me quejo y me siento mal”. No hay aceptación y por tanto, no hay posibilidad de cambio ya que uno mismo la esta bloqueando.

	Hay que descubrir esta trampa para no caer en ella, hay que ser consciente de que a uno se le van a presentar numerosas dificultades y situaciones no elegidas;  si utilizas como estrategia la queja las mantendrás y las alimentaras, justo lo contrario de lo que  esperas. Además, otros inconvenientes de la queja es que con ella pierdes tiempo para invertir en tu bienestar y energía para poder disfrutarlo. 

	Tu puedes elegir quejarte o elegir no quejarte ¿que resultado quieres? 

	Hagamos un análisis en lugar de una queja, que sirva como salida hacia la satisfacción, comencemos el camino, disfrutemos de sus diferentes paisajes y avancemos por  las “trampas” que son  las piedras que pueden detener nuestro rumbo.
 
 
 

1 comentario:

Pilar dijo...

Así es. La queja sólo nos conduce al compadecimiento de nosotros mismos y, de esa manera, llamar la atención de los demás. No debe ser así. El camino estará lleno de obstáculos, simplemente debemos sortearlos y aprender de ellos. El final del camino es hermoso, siempre que uno quiera hacerlo. Y en ese hacer, no cabe la queja.